Si planeas hacer un viaje de larga estancia a Tailandia, quizá quieras contemplar la posibilidad de realizar un voluntariado. Además de conseguir ahorrarte algo de dinero en tu viaje, te ofrecerá la posibilidad de convivir de verdad con gente local (no únicamente como turista) y crear una bonita conexión mientras realizas un pequeño pero gratificante trabajo.
Nosotros optamos por ayudar en el Oasis Garden, junto con Theo y Nata (y su gato Tofu), que nos trataron increíblemente bien e hicieron de nuestra estancia una experiencia inolvidable que siempre recordaremos con cariño.
¿Qué es el Oasis Garden?
El Oasis Garden es un camping situado al sur de Tailandia entre el parque nacional de Khao Sok y la provincia de Surat Thani. Está completamente inmerso en el bosque junto al río Wae.
Ofrece a sus visitantes una experiencia única, con las comodidades justas pero la posibilidad de despertarse con el canto de las aves en uno de los sitios más bonitos que he pisado, bañarse en el río saltando desde una liana y probar los batidos de frutas más sabrosos mientras respiras aire puro.
Fue construido por la misma familia que hoy en día es dueña del camping, y continúa expandiéndolo con la ayuda de voluntarios como nosotros.
Nuestro trabajo como voluntarios
En nuestro caso el trabajo consistía en labores muy sencillas de jardinería. En todo momento estábamos trabajando junto a Theo, quien nos explicaba cómo realizar las tareas y nos ayudaba en todo.
Puede que el trabajo en sí no fuera el más emocionante del mundo y reconozco que era bastante cansado, pero trabajar al aire libre, con tu compañero y con una persona tan agradable como Theo, mientras conversáis tranquilamente y os echáis unas risas, llena tu cuerpo con una sensación de bienestar que cualquiera envidiaría.
A pesar de ser un trabajo algo físico, por supuesto nadie esperaba de nosotros que tuviéramos unas determinadas capacidades ni que nuestro rendimiento cumpliera con ninguna cuota. Hacíamos lo que podíamos dentro de las capacidades de cada uno y al cabo de 4 horas, todos nos juntábamos para comer una deliciosa comida tras un intenso trabajo.
El tiempo de trabajo era bastante corto, 4 horas al día con 2 días libres por semana, en los cuales podíamos ir a bañarnos al río, hacer una excursión a las cascadas o disfrutar conversando o jugando a las cartas con los miembros de la familia
Lo que recibimos a cambio
La familia nos ofrecía el alojamiento durante nuestra estancia, además de tres deliciosas comidas vegetarianas al día, que consistía en una amplia variedad de platos tailandeses preparados con muchísimo cariño, además de toda la fruta que pudieras comer, y de vez en cuando algún batido de frutas o dulce especial tailandés que nos preparaban esforzándose en que nuestra estancia fuera agradable y especial.
He de decir que la estancia no era completamente gratuita, pero el precio que pagábamos era simbólico; 250 baths por persona y noche para cubrir los gastos mínimos de electricidad y los ingredientes de cocina, muy muy por debajo de lo que gastarías en alojamiento y comida por tu cuenta. Puede que algunos sientan que con su trabajo ya están cubriendo esos gastos, pero hay que tener en cuenta que en el Oasis Garden aceptan felizmente todo tipo de voluntarios, algunos con más capacidades que otros y muchos sin ninguna experiencia en nada similar, y para ser realistas un turista promedio, aún con sus mejores intenciones, en 4 horas no llega a realizar ni una cuarta parte del trabajo que hemos visto hacer a los miembros de la familia en ese tiempo, y apenas cubre el esfuerzo que de buena gana realizan para cocinar para ti los platos más elaborados y deliciosos. Por lo que personalmente, es un pequeño precio que me parece muy justo y acepté con gusto.
Convivir con la naturaleza (de verdad)
Como todos los amantes de la naturaleza sabemos, el punto negativo de alejarte mucho de la urbanización e internarte en una zona más boscosa suelen los mosquitos y otros insectos. Además, al estar en Tailandia, algunos de estos «bichos» exóticos pueden no resultarte muy amigables si no estás acostumbrado.
La realidad es que tendrás que convivir con arañas más grandes que la palma de tu mano (muy típicas en Tailandia, pero he de decir que no son peligrosas) e insectos que probablemente nunca habías visto, lo cual puede que te resulte fascinante o una completa pesadilla dependiendo de tu forma de ser.
Nosotros no encontramos ningún animal peligroso, y sorprendentemente apenas había mosquitos en la zona en la que dormíamos (en cualquier caso las camas tienen mosquiteras), pero el camping está situado en un área forestal, que es uno de los pocos puntos en los que hay cierto riesgo de malaria en Tailandia (aunque sigue siendo un riesgo más bien bajo). Personalmente nosotros decidimos tomar la vacuna preventiva contra la malaria (que, para quien no lo sepa, se toma en forma de pastilla diariamente desde tres días antes hasta una semana después del tiempo que estés expuesto. Hay gente que decide no tomarlas, pero es una decisión personal que recomendaría considerar consultar con tu médico.
Lo que nos llevamos de esta experiencia
Voluntariar en el Oasis Garden no solo fue una forma de ahorrar en nuestro viaje, sino también una experiencia profundamente humana. Nos permitió conectar con personas increíbles, aprender desde la sencillez y disfrutar de la naturaleza de una forma auténtica y alejada del turismo convencional. Si tienes la mente abierta, algo de tiempo y ganas de aportar tu granito de arena, te animamos a vivir una experiencia así. No todo viaje se mide en kilómetros: algunos se quedan contigo mucho más allá del camino recorrido.
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